viernes, 21 de marzo de 2014

Reflexionemos
“Los hábitos alimenticios”
¿Lo que cambia y lo que permanece?
Los hábitos alimenticios se transmiten de padres a hijos y están influidos por factores como el lugar geográfico, el clima, la vegetación, la disponibilidad de la región, costumbres y experiencias, pero también tienen que ver la capacidad de adquisición, la forma de selección y preparación de los alimentos y la manera de consumirlos (horarios, compañía).
¿La influencia de la globalización en ello?
            La globalización influye notablemente en los hábitos alimenticios ya que actualmente estamos inmersos en modelos estereotipados a seguir, las personas consumen mayormente alimentos chatarra y comida rápida, cuando anteriormente solo se consumían alimentos de temporada y aquellos que se producían en la región. Los alimentos que hoy en día se están consumiendo son pobres en nutrientes que requiere el cuerpo para mantenerse sano, con ello cada vez más la población con problemas de obesidad va en aumento, así como otras enfermedades como el cáncer.
¿Cómo repercuten estos nuevos perfiles en la relación profesor-estudiante?
            La globalización no solo influye en la alimentación sino en la formación y educación actual de nuestros niños, es más frecuente observar en nuestros alumnos e hijos conductas que hace muchos años no se veían con tal frecuencia; en las escuelas podemos observar que hay mucha más violencia, malos hábitos alimenticios y diversas modas que se adoptan.
            Las relaciones entre padres e hijos o maestros y alumnos también es distinta, antes tanto padres de familia como alumnos respetaban al maestro y era figura de autoridad, actualmente eso ha cambiado, los niños ya no respetan a los maestros ni a sus padres.
Sin embargo como formadores debemos ser líderes dentro de nuestras aulas, coordinar actividades de aprendizaje, propiciar que el alumno pueda adquirir sentimientos de superación, de valor personal, de estimación, un concepto de sí mismo o todo lo contrario, sentimientos de minusvalía, frustración, apatía e inadecuación.

Los maestros como parte esencial de la relación educativa estamos obligados a promover un ambiente óptimo para que se generen buenas relaciones maestro-alumno basadas en la confianza y respeto mutuos. 

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